Miércoles 20 de mayo de 2020


Hola, ¿cómo están? Nos volvemos a encontrar.
Hoy tenía muchas ganas de leerles algo, que es otra de las cosas que hacemos en el taller. ¿Les gusta que les lean? ¡A MI ME ENCANTA!
ME ENCANTA QUE ME LEAN Y ME ENCANTA LEERLE A PERSONAS… DE TODOS LOS TAMAÑOS.
¿Nos preparamos? Pónganse cómodos: en la silla, sillita, sillón, en el suelo o en un almohadón. 
¡Y también pueden invitar a su familia, si alguien tiene ganas de sumarse!

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Está en dos partes, porque era un poco pesado para manipular. Simplemente, hagan doble clic en el enlace para que se pinte de celeste, clic en el botón derecho del mouse y opción "Ir a...".

https://drive.google.com/file/d/18QbixtZjOHWxZ-ceBeYUyENuP6926Y8s/view?usp=sharing

Y aquí sigue:

https://drive.google.com/file/d/18MPoaIbYI5rpl2gQuMgCUaUpSRcwsPlf/view?usp=sharing

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¿Les gustó?
¿Adivinaron quién está contando esta historia? ¿Por qué piensan eso?

¿Les recordó alguna historia que ustedes conozcan o hayan leído?
(Pueden contarme lo que pensaron en los comentarios, aquí abajo, o enviármelo por mail).

Si quieren seguir escuchando esta historia, en el próximo taller podemos leer un poco más y les cuento cómo se llama el libro. Por ahora, les adelanto la autora: 

se llama Graciela Montes.

¡Pueden averiguar qué libros publicó esta autora y tratar de adivinar cuál es el que estamos leyendo! A ver si adivinan...


Esto de contar o leer cuentos a otras personas es tan antiguo como la humanidad. En la actualidad, en muchas familias los adultos les leen cuentos a los niños a la hora de irse a dormir. O los inventan. O les cuentan anécdotas familiares. También los hermanos mayores pueden leer o contar para los más chicos. ¿Se animan?

Pero no solo los “grandes” les leen cuentos a los chicos de la casa. No se pierdan este relato: llamen a hermanitos o primitos, si andan por ahí. Los adultos de la casa también pueden disfrutarlo: el relato y la voz son deliciosos.








¿Les gustó? Si tienen ganas, cuéntenme qué sensaciones les despertó (a ustedes o a sus familiares) escuchar este relato.


LA IDEA DE HOY ERA SIMPLEMENTE COMPARTIR LECTURAS QUE NOS GUSTEN. Y no, no tienen que ser de animales: esos son los que yo elegí para hoy, pero no tienen que respetar ese tema para nada.

Entonces, les hago algunas propuestas:

  • ·         Elijan un cuento que les guste y les parezca adecuado para compartir con alguno de los integrantes de la familia. Lean en voz alta ese libro para compartirlo con ellos. Si quieren (y pueden) sacarse una foto de ese momento de lectura compartida, pueden enviarla a mi mail.
  • ·         También puede ser otro integrante de la familia el que lea un cuento para ustedes (y claro que quiero foto, si se animan y pueden).
  • ·         También pueden mandar foto de un libro que les guste ahora o que les haya gustado mucho cuando eran más chicos, y contarme brevemente por qué les gustó, por qué se lo recomendarían a otros lectores. (Si no tienen foto, basta con el título y el autor).
  • ·         Última y AUDAZ propuesta: ¿alguno se anima a grabar un audio leyendo un cuento que les haya gustado? 
         Los escucho, los leo, los veo, los espero en mi mail: profines14@gmail.com


Y, como siempre, para los que quieren más... 


 EN LA BIBLIOTECA



Otros relatos de animales para compartir:

Tal vez hayan leído alguno de estos cuentos en la escuela primaria y tengan ganas de revivirlo: la historia de la tortuga gigante que arriesga su vida para salvar a un hombre, o la historia de la gamita que quedó ciega por desobedecer a su mamá, o la historia de los flamencos, que cometieron un pícaro error y lo pagaron caro.

Como ven, hay muchas ediciones, es un libro muy famoso. Estas son apenas algunas de ellas:




Horacio Quiroga, el autor, vivió muchos años en Misiones, en medio de la selva. En contacto con ese entorno natural, produjo estos relatos deliciosos, en los que los animales actúan y hablan como personas, para contárselos a sus hijos pequeños. Para revivirlos  o compartirlos con sus hermanos y hermanas, pueden abrir el enlace que sigue:










Cuentos de la selva



Esta otra recomendación es para lectores ansiosos de aventuras en un entorno natural y muy hostil para el ser humano. La primera parte del libro, que funciona (a mi humilde modo de ver) como un relato que bien podría independizarse del resto de la novela, es una narración escalofriante, estremecedora, que atrapa y no suelta al lector. Si son valientes,¡no se la pierdan!

Colmillo blanco, de Jack London

https://drive.google.com/file/d/18jyJ9lnVxC42acEcidKoHyQoYE0RwgB6/view?usp=sharing


Y para los más chicos de la casa, un cuento de Gustavo Roldán, un escritor chaqueño que cuenta como nadie cuentos de los animales del monte.

https://drive.google.com/file/d/1lGokvAg6ZDo8gFjfgtFd4bsoNM19J2fg/view?usp=sharing

¡HASTA LA SEMANA PRÓXIMA!


AVISO IMPORTANTE

¡Hola a todos! Les cuento que tuve problemas con el mail que creé especialmente para el taller: outlook no reconoce la contraseña y tampoco me permite cambiarla. Esperé una semana más para no confundirlos, mientras trataba de solucionar el problema, pero me rendí.
De modo que a partir de ahora, recibiré sus colaboraciones en el siguiente mail:

profines14@gmail.com

(Si ya me enviaron algo al mail anterior, pido disculpas por el silencio forzado. ¡Y tengo muchas ganas de leerlos!  ¿Pueden reenviarlo a este mail, por favor?¡ Gracias!)
Miércoles de de mayo de 2020


¡Hola otra vez! Volvemos a encontrarnos, qué alegría. 


La semana pasada nos asomamos cada uno a una ventana de nuestra casa, o a una ventana que recordamos. Una ventana real, de madera o metal, con un vidrio o varios, con cortinita o sin ella.  Tal vez por eso, me topé con este poema. ¿Quieren escucharlo?


Hoy quiero contarles que, cuando me aburro…

                o me pongo triste y extraño…
                            o estoy cansada de estar en el mismo lugar…
                                        o quiero viajar un ratito,
                                                  yo me asomo a una ventana… especial.

No sé bien dónde está mi ventana.
Tampoco tiene siempre la misma forma.
O el mismo color
Pero siempre, siempre, me muestra…
                                                        lo que tengo ganas de ver.
Hace un rato la abrí y me mostró esto:



Y cuando miro, no solamente “veo”. También escucho el “¡bicho feo! de los benteveos,  el canto del agua que fluye tras la ventana o dentro de mí, el ¡ploc! de la piedra que arrojo tan lejos como puedo, o el ¡plaf, plaf! de la piedra chata que salta sobre el agua cuando hace sapito, como me enseñó mi papá hace ya tantos años.
Y no solo escucho, también huelo el aroma de la peperina, la menta y el poleo  que los  chicos ofrecen en sus canastas, o el de los pastelitos calientes que llevan y traen a la hora de la siesta: “Pastelitos, a los pastelitos recién calentitos”. Un olor a sierra, a verano, a aire delicioso que me invade con cada inspiración y me asegura que estoy… donde quiero estar.
Mi piel reseca de ciudad y polvo recibe ávida la caricia del sol, la frescura del agua, las palabras del viento.
Cierro los ojos y me recuesto sobre esas rocas, ardientes en el sol de la siesta. Ahora el río me corre por dentro, me fundo en las rocas, el viento me recorre y me atraviesa: SOY ese paisaje, me lo llevo para siempre.



Seguramente, muchos de ustedes ya están pensando en otros paisajes. Les presto esta ventana, a ver si adiviné algún pensamiento…




·         Y ustedes, ¿qué paisaje evocan a través de su ventanita? ¿Tienen ganas de contarme?
Pueden mandar una foto de ese lugar en el que les gustaría estar.
O de ese lugar que extrañan, porque hace mucho que no pueden visitar.
Pueden contar cómo es: qué ven, que escuchan, qué huelen, en qué piensan, qué sienten en ese lugar.
Pueden contar qué pensaron o sintieron al conocer un lugar que los impactó, los deslumbró, los asustó, los entusiasmó, los divirtió.

O pueden, tal vez, imaginar un lugar...
… un rincón propio en el cual cobijarse cuando se quiere estar a solas,
…un territorio que desean explorar como si fueran el primero que lo recorre,
… un no-lugar que nos ofrece algún reparo (Uff, ¿qué es eso? Yo viviría un ratito, por ejemplo, dentro de la cajita de música de mi abuela, o en el interior de una canción).

LES RECUERDO:
NADA DE LO QUE AQUÍ APARECE ES OBLIGATORIO, 
pero si escriben, mándenme sus escritos a tallerliterario2020@gmail.com  También podemos interactuar en los comentarios del Blog. Y si quieren invitar a alguien de la familia a este recorrido, bienvenidos.


HASTA AQUÍ, LA PROPUESTA DE HOY. 

Pero si quieren más... 


Vamos a inaugurar en este blog una sección que podemos llamar “En la biblioteca” que se  identificará con esta imagen:

Aquí estará la información sobre los autores y narradores invitados a nuestro taller de cada miércoles, el texto de las obras que escuchamos en audio o video, por si quieren tenerlos en formato escrito, algún otro link para leer más sobre o de esos autores, si les gustó o les interesa. En fin, otros caminitos de lectura para recorrer, por si tienen ganas.


  • La voz del primer video y las narradoras del segundo video son Laura Finger y Silvina Menutti: juntas forman el dúo de narradoras Verdevioleta cuentos. Narran cuentos para niños, adolescentes y adultos, visitan escuelas, crean sus propios espectáculos de narración oral, dan cursos para docentes y narradores y muchas, muchas cosas más. Hay otros videos de ellas en las redes, si las buscan.





  • El poema del primer video es  de Roberto Juarroz: este es el poeta.






Y este es el poema que escucharon:


Dibujaba ventanas en todas partes


Dibujaba ventanas en todas partes.
En los muros demasiado altos,
en los muros demasiado bajos,
en las paredes obtusas, en los rincones,
en el aire y hasta en los techos.


Dibujaba ventanas como si dibujara pájaros.
En el piso, en las noches,
en las miradas palpablemente sordas,
en los alrededores de la muerte,
en las tumbas, los árboles.


Dibujaba ventanas hasta en las puertas.
Pero nunca dibujó una puerta.
No quería entrar ni salir.
Sabía que no se puede.
Solamente quería ver: ver.


Dibujaba ventanas.
En todas partes.


Roberto Juarroz, Duodécima poesía vertical



  • Aquí les regalo otro que me gusta mucho:

Levantar el papel donde escribimos

Levantar el papel donde escribimos
y revisar mejor debajo


Levantar cada palabra que encontramos
y examinar mejor debajo


Levantar cada hombre
y observar mejor debajo


Levantar a la muerte
y escudriñar mejor debajo


Y si miramos bien
siempre hallaremos otra huella.
No servirá para poner el pie
ni para aposentar el pensamiento
pero ella nos probará
que alguien más ha pasado por aquí.

  • El texto “Mirar el mar” es de Eduardo Galeano. Este es él, un autor uruguayo que siempre sentimos nuestro:




Este es el texto que contaron Laura y Silvina, las narradoras. Y si encuentran alguna diferencia, es porque el narrador oral realiza una “traducción” de la escritura a la oralidad: tener el libro entre tus manos y volver a leer una y otra vez lo que no entendiste es muy diferente a escuchar "en vivo" un relato: el narrador te lleva de la mano por un caminito que no tiene regreso. 


El mar



Diego no conocía la mar. El padre, Santiago Kovadloff, lo llevó a descubrirla.
Viajaron al sur.
Ella, la mar, estaba más allá de los altos médanos, esperando.
Cuando el niño y su padre alcanzaron por fin aquellas cumbres de arena, después de mucho caminar, la mar estalló ante sus ojos. Y fue tanta la inmensidad de la mar, y tanto su fulgor, que el niño quedó mudo de hermosura.
Y cuando por fin consiguió hablar, temblando, tartamudeando, pidió a su padre:

-¡Ayudame a mirar!




Y para despedirme de los curiosos que llegaron 
hasta acá:

Estos son tres de los libros de Eduardo Galeano: una trilogía que recorre la historia oral de América. El tomo 1, Los nacimientos, recopila los relatos orales de los pueblos originarios de América.



Este es uno de mis preferidos, se los comparto:





Ahora sí, ¡HASTA LA PRÓXIMA SEMANA!