Jueves 5 de noviembre
Aquí el link de nuestro encuentro de hoy:
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Jueves 29 de octubre de 2020
El jueves 29 de octubre nos reunimos al atardecer a leer cuentos de terror. Por un ratito, palpitamos la llegada de esos días en que una parte de la humanidad se pregunta sobre la muerte, la interroga, juega con ella, la celebra o conmemora. Halloween, sí, pero también la fiesta del día de muertos que se celebra en México.
Aquí les dejo un poco de información, por si sienten curiosidad.
Conoce las raíces de la popular fiesta de “Halloween”.
Los antiguos pueblos celtas solían realizar una gran ceremonia para conmemorar “el final de la cosecha”. Esta celebración ocurría a finales de octubre. Esta fiesta fue bautizada con la palabra gaélica de “Samhain”. (El significado etimológico es “el final del verano“.) Esto es porque durante esta celebración se despedían de Lugh, dios del Sol.
Esta festividad marcaba el momento en que los días se iban haciendo más cortos y las noches más largas. Los celtas, al igual que muchas culturas prehispánicas, creían que en Samhain los espíritus de los muertos regresaban a visitar el mundo de los mortales.
El año céltico concluía el 31 de octubre, en el otoño, cuya característica principal es la caída de las hojas. Para ellos significaba el fin de la muerte o iniciación de una nueva vida. Esta enseñanza se propagó a través de los años de generación en generación.
La costumbre era dejar comida y dulces afuera de sus casas en manera de ofrenda. Por otro lado, era común encender velas para ayudar a las almas de los muertos a encontrar el camino hacia la luz y descanso junto a Lugh.
CON LA INMIGRACIÓN EUROPEA A LOS ESTADOS UNIDOS, PRINCIPALMENTE LA DE LOS IRLANDESES CATÓLICOS EN 1846, LLEGÓ ESTA TRADICIÓN AL CONTINENTE AMERICANO.
El 31 de octubre por la noche, en los países de cultura anglosajona o de herencia celta, se celebra la víspera de la fiesta de Todos los Santos, con toda una escenografía para recordar a los ancestros.
Cada año, diversas tradiciones se unen, se mezclan y se influyen mutuamente, desde finales de octubre y a inicios de noviembre, en las culturas de los países occidentales. En Asia y Africa, el culto a los antepasados y a los muertos tiene fuertes raíces pero no está tan ligado a una fecha concreta como en nuestra cultura.
"El culto a la vida, si de verdad es profundo y total, es también culto a la muerte. Ambas son inseparables. Una civilización que niega a la muerte acaba por negar a la vida".
Pocas frases como esta de Octavio Paz definen mejor la postura que los mexicanos mantienen ante la muerte y de la que presumen con tremendo orgullo cada año en el Día de Muertos.
Mientras en buena parte del planeta esta fecha está marcada por la tristeza y las lágrimas, en México se rodea de un halo de fiesta y color, de celebración a la vida y de reencuentro con los difuntos que se cree que regresan a nuestro mundo por un día.
El origen de la celebración es anterior a la llegada de los españoles. Ya en la era prehispánica se tenía la práctica de conservar los cráneos de los difuntos como trofeos. Estos eran exhibidos durante los rituales que simbolizaban la muerte y el renacimiento.
La festividad que luego derivó en el Día de Muertos tenía lugar en el noveno mes del calendario mexica, cerca del comienzo de agosto.
El culto era una forma de sentir de cerca a los fallecidos. Hoy día las personas visitan los cementerios para convivir con las almas de sus seres queridos. Se decoran sus lápidas y se cocinan los platos preferidos de los fallecidos.
Con la llegada de los españoles se hizo coincidir la festividad indígena con las católicas Día de los Fieles Difuntos y Día de Todos los Santos, el 1 y 2 de noviembre, respectivamente.
La tradición indica que los muertos llegan cada 12 horas entre el 28 de octubre y el 2 de noviembre.
En algunos lugares de México el 28 se destina a quienes fallecieron a causa de un accidente o de manera trágica y el 29 está dedicado a los ahogados.
El 30 y 31 se espera la llegada de las almas de los "limbos", de niños que fallecieron sin haber sido bautizados, y a los olvidados, que no tienen familia que los recuerden.
El 1 de noviembre es el día de los niños muertos y el 2, el de los muertos adultos.