Una imagen vale más que...

 Nuevo encuentro del Taller Literario:

Jueves 22-10 a las 15 hs.

Link: https://meet.google.com/rzg-kbym-hma


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En alguno de nuestros últimos encuentros nos sumergimos en el libro "Los Misterios del Sr Burdick" de Cris Van Allsburg. Cada uno eligió una imagen, buceó en ella, se perdió recorriéndola, y emergió con una historia prendida en los cabellos.



Estas son algunas de las hermosas imágenes elegidas, y las historias que provocaron:


Las piedras pesadas se sumergían en el lago, una no siguió esa ley y volvió hacía mí. No podía asemejar tal escenario, así que retrocedí. Mi hermana no aparecía por ningún lado, hasta que veo unas finas telas blancas en el lago desgarradas. Y no pensé dos veces en aventarme: ese fue mi error, y el último grave error. Lo inefable me llevó hasta los lugares más hostiles que el ser humano y su morbosidad podrían hacer, replicar o imaginar. Ella lo disfrutó, y yo lo aborrecí.

 

Florencia Agustina Randone




Me llamo Ana, tengo 32 años y soy una pueblerina que vino a la ciudad en busca de cambiar su tradicional estilo de vida, algo que sin duda cambió drásticamente, pero no como tenía pensado.

 Me alojo en un hotel viejo, en la parte más oscura y peligrosa del centro; era lo que me alcanzó desde un principio, pero a pesar de las paredes con humedad y las puertas rechinantes, sentía que no necesitaba nada más. Este hotel consistía en un complejo de apartamentos de 5 pisos, yo me alojaba en el quinto, y aunque el lugar no tenía muchos lujos, yo amaba mi habitación, solo por aquella vista del estrecho balcón que daba hacia toda la inmensa ciudad: me podía quedar horas observando.

 

Lo que me llamaba la atención del hotel era que de los 5 pisos, uno estaba completamente desolado, en el tercero, jamás se veía movimiento allí, y en una rutinaria charla matutina no dudé en preguntarle a mi vecina Mari del segundo piso el porqué de su desolación .Tardó unos segundos en contestar y finalmente se acercó a mi oído, y susurrando me dijo:

-Cosas extrañas sucedieron allí, cosas que nadie sabrá decirte con exactitud...

 

  Me movilizó un poco aquello, pero despreocupada, seguí con mi rutina.

  Se habían hecho las 21:00 PM y volví del trabajo a casa, había sido un día agotador, no estaba acostumbrada al ritmo exuberante de la ciudad. En lo único que pensaba era en un baño de agua caliente y tirarme a la cama. Subí las oscuras escaleras del complejo que pasaban por todos y cada uno de los pisos: subí el primer tramo y no había rastros de gente, a esa hora el edificio estaba muy tranquilo, mis vecinos parecían no existir. Subí el segundo, y tampoco, no se oía ni una mosca.

 Y subí el tercero.. El oscuro y tenebroso tercer piso. Acá era diferente: la puerta de la alcoba que daba a las escaleras estaba abierta, esta daba directamente a la ventana también extrañamente abierta, de la cual se irradiaba una esplendorosa y exagerada luz fría, la que solo con verla me causó un escalofrío paralizante.

No podía ser que aquella ventana estuviera abierta, si hace unos minutos, viniendo por la vereda del frente para entrar al hotel, aquella ventana estaba cerrada, como todas las del tercer piso. Y como si fuera poco ESA ventana estaba callada con dos maderas viejas cruzadas. Sentí miedo, mucho miedo. Buscando en mi cabeza para hallar una explicación lógica, lo primero que pensé fue "seguramente algún conserje entró a la habitación para limpiar", tenía que ser eso... Subí tres escalones más mirando fijamente hacia adelante, con el corazón acelerado. Y pisando el cuarto escalón fue cuando escuché mi nombre en una voz cálida de mujer que venía de dicha puerta.

-Ana...Ana... Ayúdame por favor...

 Estaba asustada, pero supuse que era alguien del personal que necesitaba ayuda, y no dudé en ir hacia allí.

-Holaa!, ¿qué pasa?-dije, esperando la respuesta de esta mujer.

Me asomé a la puerta, vi adentro de la habitación y no había nadie. Ahí mismo fue cuando tuve el impulso de correr hacia mi habitación, pero las piernas no me respondieron. Entonces, sentí un empujón desde la espalda que hizo que me cayera adentro. La puerta se cerró con fuerza y comencé a gritar, ¡no entendía qué había pasado! Aquella ventana de la antes que salía una hermosa luz fría, estaba cerrada. Ahora yo me encontraba allí, encerrada: estaba completamente a oscuras, de noche, nadie me escuchaba.

Llevo dos días aquí, pero siento que este no es el mismo lugar en donde caí en un principio: no encuentro las paredes, no encuentro los muebles, no hay nada. No sé cuánto más pueda aguantar así, sólo deseo que esas voces se callen, solo deseo que no me hagan más daño, solo deseo abrir los ojos y que todo esto haya sido otra más de esas horribles pesadillas...

 

Alanis Vazquez

 



Es una loca historia esta, ya que como una costumbre, después de comer está el postre, y bueno, esa vez comimos una rica tarta con mi hermano. Cuando trajo el cuchillo de cristal muy especial de nuestra familia, yo lo tomé para cortarla y de repente empezó a brillar y brillar.

Yo no sabía qué hacer, solo pensé que explotaría, pero solo brillaba. Eso pasó durante días y días, hasta que un día “normal” lo volvimos a agarrar para ver qué sucedía de una buena vez. Yo lo fui a buscar y mi hermano tomó un gran martillo para abrirlo y ver qué era esa extraña luz. Después de romperlo, vimos una extraña criatura que parecía un gato extraño, algo deforme, que salía de él. (Continuará…)

 

Sofía Montiel








 Nos encontramos en un ratito, hoy jueves 15-10

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