LO TEMIBLE

 

  • Decididos a explorar el universo de lo temible, nos sumergimos en este texto de Ana María Shua:

 

 Lo temible

Temible es lo que no se puede contar: los sueños, la locura y también lo innumerable o infinito.  Nos recuerdan que la vigilia, la cordura y los límites son  apenas categorías del pensamiento, que el universo es una dilatada pesadilla, que nos despierta de la muerte.

 

Ana María Shua.



 ¿Qué es, para nosotras, lo temible?: 

 

Temible es lo que no se puede contar:

eso que nos atrapa y no permite que despertemos de la pesadilla

Aquello a los que no le encontramos explicación, pero está.

 

Temible es lo que no se puede contar,

los deseos de las criaturas que en las noches más oscuras se esconden,

la mente humana y sus deseos retorcidos por sobrevivir a algo que no existe ....

 

Temible es lo que no se puede contar:

lo inefable que es la muerte y lo etérea que es la vida.

 

Temible es estar rodeada de oscuridad absoluta.

Más temible aún, aferrarse a una única y débil luz que la atraviesa.

 

Temible es tener una silla vacía en el cuarto,

como una invitación a lo desconocido.

 

Temibles los espejos, por todo lo que encierran, lo que esconden, lo que muestran, lo que absorben.

 

Agostina, Florencia, Melina, Alanis, Paty.


  •  La inquietud nos recorre, las imágenes del poema nos convocan, y hasta la eludimos la escritura en soledad. Grupalmente nace este relato:

 Aquella noche marcó mi vida para siempre. Recuerdo que me lavé los dientes y caminé en piyama por el largo pasillo hasta mi dormitorio. Iba a paso rápido: nunca me gustaba atravesar ese pasillo largo y oscuro.

Ya en mi dormitorio, suspiré aliviada, me metí entre las sábanas y apagué el velador. Mi gata Mortadela se acurrucó a mi lado ronroneando.

De pronto, algo se movió en la habitación: Mortadela pegó un salto y persiguió su pelota sobre la alfombra, hacia el espejo. ¡Qué extraño! ¿Quién movió esa pelota?  ¿Una ráfaga de viento?  La seguí con la mirada y mis ojos tropezaron con la imagen.

Pero… ¿era mi imagen? Allí, desde el espejo, una niña parecida a mí me miraba, pero sus ojos tenían un brillo particular y sus manos parecían largas y huesudas.

Me aferré a las sábanas y quedé paralizada. Allí, frente a mí, mi imagen (¿mi imagen?) se arrodilló y un dedo huesudo llamó a mi gata. Para mi sorpresa, Mortadela avanzó y se hundió en la nada, de la que nunca regresó.



HOY NOS ENCONTRAMOS A LAS 15 HS EN ESTE LINK:
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Miércoles 9 de septiembre

Hola, amigos. Nos encontramos aquí en un ratito, a las 15:30 hs:

https://meet.google.com/xct-yhwy-jai

                                           para seguir temblando un rato...


La incertidumbre



Nos vamos adentrando, en puntas de pie y con los dedos helados, en el territorio del terror. Ya nos conocemos los miedos: los hemos compartido, hechos y deshechos de palabras. 
Hoy otra vez empezamos a bucear desde lo que más nos aterra: la incertidumbre. ¿Cómo será ese no-territorio?

Leamos al maestro:
El personaje de este relato acaba de ser condenado a muerte por un tribunal de la Inquisición. No sabemos nada de él: ni su nombre, ni su condición, ni los hechos que lo han conducido hasta ese juicio. Escuchada la sentencia, el protagonista pierde el sentido, se desmaya.


Ilustración de Miriam Rodríguez Martínez para el relato "El pozo y el péndulo" de Edgar Allan Poe, disponible en http://mirilustra.com – http://miriamrodriguezilustradora.blogspot.com


“Me había desmayado, pero no puedo afirmar que hubiera perdido completamente la conciencia. [...]
Súbitamente, el movimiento y el sonido ganaron otra vez mi espíritu: el tumultuoso movimiento de mi corazón y, en mis oídos, el sonido de su latir. Sucedió una pausa, en la que todo era confuso. Otra vez sonido, movimiento y tacto -una sensación de hormigueo en todo mi cuerpo-. Y luego la mera conciencia de existir, sin pensamiento; algo que duró largo tiempo. De pronto, bruscamente, el pensamiento, un espanto estremecedor y el esfuerzo más intenso por comprender mi verdadera situación. A esto sucedió un profundo deseo de recaer en la insensibilidad. Otra vez un violento revivir del espíritu y un esfuerzo por moverme, hasta conseguirlo. [...]
Hasta ese momento no había abierto los ojos. Sentí que yacía de espaldas y que no estaba atado. Alargué la mano, que cayó pesadamente sobre algo húmedo y duro. La dejé allí algún tiempo, mientras trataba de imaginarme dónde me hallaba y qué era de mí. Ansiaba abrir los ojos, pero no me atrevía, porque me espantaba esa primera mirada a los objetos que me rodeaban. No es que temiera contemplar cosas horribles, pero me horrorizaba la posibilidad de que no hubiese nada que ver. Por fin, lleno de atroz angustia mi corazón, abrí de golpe los ojos, y mis peores suposiciones se confirmaron. Me rodeaba la tiniebla de una noche eterna. Luché por respirar; lo intenso de aquella oscuridad parecía oprimirme y sofocarme. La atmósfera era de una intolerable pesadez. Me quedé inmóvil, esforzándome por razonar. [...]
Una horrible idea hizo que la sangre se agolpara a torrentes en mi corazón, y por un breve instante recaí en la insensibilidad. Cuando me repuse, temblando convulsivamente, me levanté y tendí desatinadamente los brazos en todas direcciones. No sentí nada, pero no me atrevía a dar un solo paso, por temor de que me lo impidieran las paredes de una tumba. Brotaba el sudor por todos mis poros y tenía la frente empapada de gotas heladas. Pero la agonía de la incertidumbre terminó por volverse intolerable, y cautelosamente me volví adelante, con los brazos tendidos, desorbitados los ojos en el deseo de captar el más débil rayo de luz. Anduve así unos cuantos pasos, pero todo seguía siendo tiniebla y vacío. Respiré con mayor libertad; por lo menos parecía evidente que mi destino no era el más espantoso de todos.”
Edgar Allan Poe, El pozo y el péndulo. Disponible en https://ciudadseva.com/texto/el-pozo-y-el-pendulo

Jugamos con palabras que convocan a otras palabras.
Jugamos con imágenes que provocan ecos.
  • Vivimos habituados a nuestras certezas, esas que nos construyen: un nombre, una familia, una rutina, un lugar, un territorio, unas costumbres... ¿sigo? 
  • ¿Y si un día, al despertar, te encontraras sin certezas? ¿Si una o todas tus certezas se hubieran evaporado, hubieran dejado de delinear eso que sos, eso que te constituye?

Cada día es igual en este lugar, gente llega con cajas, con lágrimas en los ojos y en busca de consuelo. Cada noche aquí es muy oscura y fría, o yo … las siento así.  Vivo en un constante y profundo sueño del que no puedo despertar. Mi familia no me visita mucho, pero siempre pienso en ellos; pienso en mi hija, en mi esposa, pero hace mucho que no las veo. Debería ír a verlas…. Pero estoy aquí inmóvil y pensativo ya que estoy muerto.  
Sofía Montiel



5 de julio de 1992, mismísimo día en el que todo cambió drásticamente, todo tomó otro rumbo.
  Recuerdo estar manejando para ir a la empresa, como cada día de cada semana de los últimos 5 años, a las 8 en punto. Tomé otra ruta, no la conocía mucho, pero descubrí que por allí llegaría más rápido. Y de repente, ¡PUM! Un auto inesperadamente en contramano chocó contra el mío.               Estuve inconsciente por… no tengo idea cuánto tiempo hasta que desperté… pero no en un hospital, no en mi casa, no dentro de la “normalidad”.

  Despierto en una especie de laberinto inmenso, sola, lo único que me acompaña es la oscuridad, bichos nocturnos y… algo más. No sé qué es, no puedo explicarlo, no puedo explicar nada de lo que estoy viviendo. Creo no tener duda de que es algo así como una entidad que me posee, usa mi cuerpo un rato en el que yo no estoy consciente, y cada vez que pasa y me deja, aparezco en un lugar nuevo de esta inmensidad.
Estoy desesperada, ¿Será que en verdad morí en aquel accidente y esta es aquella “otra vida”? ¿Será que en verdad me estoy volviendo loca y estoy alucinado? ¿O estaré en un horrible sueño eterno? Miles de preguntas invaden mi mente, pero mientras estas sigan sin respuesta, yo me tengo que encargar de sobrevivir aquí.

No puedo percibir esta absurda realidad como la verdadera realidad en la que vivía, no puede ser lo mismo…
Cada vez los días duran más y las noches son eternas. Lo extraño es cada vez más frecuente y el miedo es algo que no deja de incrementarse.
Alanis Vázquez

Para despedirnos, un poema de Roberto Juarroz

A veces comprendemos algo
entre la noche y la noche.
Nos vemos de pronto parados debajo de una torre
tan fina como el signo del adiós
y nos pesa sobre todo desconocer si lo que no sabemos
es adónde ir o adónde regresar.
Nos duele la forma más íntima del tiempo:
el secreto de no amar lo que amamos.

Una oscura prisa,
un contagio de ala
nos alumbra una ausencia desmedidamente nuestra.
Comprendemos entonces
que hay sitios sin luz, ni oscuridad, ni meditaciones,
espacios libres
donde podríamos no estar ausentes.

En la Biblioteca

  • Si querés leer el cuento de Poe completo:


(En la misma página hay muchos más cuentos de este autor, un maestro del terror. No te los pierdas).

  • Hablamos de este libro de Ray Bradbury. No estoy segura de que sea la mejor traducción, ojalá la disfruten. Cuidado con "El esqueleto": alguna vez me provocó insomnio!
https://drive.google.com/file/d/14RysNQuodLJ-ar8TQP2Wa7lQalt2Ms7n/view?usp=sharing

Nos vemos mañana!!