Nos vamos adentrando, en puntas de pie y con los dedos helados, en el territorio del terror. Ya nos conocemos los miedos: los hemos compartido, hechos y deshechos de palabras.
Hoy otra vez empezamos a bucear desde lo que más nos aterra: la incertidumbre. ¿Cómo será ese no-territorio?
Leamos al maestro:
El personaje de este relato acaba de
ser condenado a muerte por un tribunal de la Inquisición. No sabemos nada de
él: ni su nombre, ni su condición, ni los hechos que lo han conducido hasta ese
juicio. Escuchada la sentencia, el protagonista pierde el sentido, se desmaya.
“Me había desmayado, pero no puedo afirmar que hubiera perdido
completamente la conciencia. [...]
Súbitamente, el movimiento y el sonido ganaron otra vez mi espíritu: el
tumultuoso movimiento de mi corazón y, en mis oídos, el sonido de su latir.
Sucedió una pausa, en la que todo era confuso. Otra vez sonido, movimiento y
tacto -una sensación de hormigueo en todo mi cuerpo-. Y luego la mera conciencia
de existir, sin pensamiento; algo que duró largo tiempo. De pronto,
bruscamente, el pensamiento, un espanto estremecedor y el
esfuerzo más intenso por comprender mi verdadera situación. A esto sucedió un
profundo deseo de recaer en la insensibilidad. Otra vez un violento revivir del
espíritu y un esfuerzo por moverme, hasta conseguirlo. [...]
Hasta ese momento no había abierto los ojos. Sentí que yacía de espaldas
y que no estaba atado. Alargué la mano, que cayó pesadamente sobre algo húmedo
y duro. La dejé allí algún tiempo, mientras trataba de imaginarme dónde me
hallaba y qué era de mí. Ansiaba abrir los ojos, pero no me
atrevía, porque me espantaba esa primera mirada a los objetos que me rodeaban.
No es que temiera contemplar cosas horribles, pero me horrorizaba la posibilidad
de que no hubiese nada que ver. Por fin, lleno de atroz
angustia mi corazón, abrí de golpe los ojos, y mis peores suposiciones se
confirmaron. Me rodeaba la tiniebla de una noche eterna. Luché por respirar; lo
intenso de aquella oscuridad parecía oprimirme y sofocarme. La atmósfera era de
una intolerable pesadez. Me quedé inmóvil, esforzándome por razonar. [...]
Una horrible idea hizo que la sangre se agolpara a torrentes en mi
corazón, y por un breve instante recaí en la insensibilidad. Cuando me repuse,
temblando convulsivamente, me levanté y tendí desatinadamente los brazos en
todas direcciones. No sentí nada, pero no me atrevía a dar un solo paso, por
temor de que me lo impidieran las paredes de una tumba. Brotaba
el sudor por todos mis poros y tenía la frente empapada de gotas heladas. Pero
la agonía de la incertidumbre terminó por volverse intolerable, y
cautelosamente me volví adelante, con los brazos tendidos, desorbitados los
ojos en el deseo de captar el más débil rayo de luz. Anduve así unos cuantos
pasos, pero todo seguía siendo tiniebla y vacío. Respiré con mayor libertad;
por lo menos parecía evidente que mi destino no era el más espantoso de todos.”
Jugamos con palabras que convocan a otras palabras.
Jugamos con imágenes que provocan ecos.
- Vivimos habituados a nuestras certezas, esas que nos construyen: un nombre, una familia, una rutina, un lugar, un territorio, unas costumbres... ¿sigo?
- ¿Y si un día, al despertar, te encontraras sin certezas? ¿Si una o todas tus certezas se hubieran evaporado, hubieran dejado de delinear eso que sos, eso que te constituye?
Cada día es igual en este lugar,
gente llega con cajas, con lágrimas en los ojos y en busca de consuelo. Cada
noche aquí es muy oscura y fría, o yo … las siento así. Vivo en un constante y profundo sueño del que
no puedo despertar. Mi familia no me visita mucho, pero siempre pienso en
ellos; pienso en mi hija, en mi esposa, pero hace mucho que no las veo. Debería
ír a verlas…. Pero estoy aquí inmóvil y pensativo ya que estoy muerto.
Sofía Montiel
5 de julio de 1992,
mismísimo día en el que todo cambió drásticamente, todo tomó otro rumbo.
Recuerdo estar manejando para ir a la
empresa, como cada día de cada semana de los últimos 5 años, a las 8 en punto.
Tomé otra ruta, no la conocía mucho, pero descubrí que por allí llegaría más
rápido. Y de repente, ¡PUM! Un auto inesperadamente en contramano chocó contra
el mío. Estuve inconsciente
por… no tengo idea cuánto tiempo hasta que desperté… pero no en un hospital, no
en mi casa, no dentro de la “normalidad”.
Despierto en una especie de laberinto
inmenso, sola, lo único que me acompaña es la oscuridad, bichos nocturnos y…
algo más. No sé qué es, no puedo explicarlo, no puedo explicar nada de lo que
estoy viviendo. Creo no tener duda de que es algo así como una entidad que me
posee, usa mi cuerpo un rato en el que yo no estoy consciente, y cada vez que
pasa y me deja, aparezco en un lugar nuevo de esta inmensidad.
Estoy desesperada, ¿Será que
en verdad morí en aquel accidente y esta es aquella “otra vida”? ¿Será que en
verdad me estoy volviendo loca y estoy alucinado? ¿O estaré en un horrible
sueño eterno? Miles de preguntas invaden mi mente, pero mientras estas sigan sin
respuesta, yo me tengo que encargar de sobrevivir aquí.
No puedo percibir esta absurda realidad como la verdadera realidad en la que
vivía, no puede ser lo mismo…
Cada vez los días duran
más y las noches son eternas. Lo extraño es cada vez más frecuente y el miedo
es algo que no deja de incrementarse.
Alanis
Vázquez
Para despedirnos, un poema de Roberto Juarroz
A veces comprendemos algo
entre la noche y la noche.
Nos vemos de pronto parados debajo de una torre
tan fina como el signo del adiós
y nos pesa sobre todo desconocer si lo que no sabemos
es adónde ir o adónde regresar.
Nos duele la forma más íntima del tiempo:
el secreto de no amar lo que amamos.
Una oscura prisa,
un contagio de ala
nos alumbra una ausencia desmedidamente nuestra.
Comprendemos entonces
que hay sitios sin luz, ni oscuridad, ni meditaciones,
espacios libres
donde podríamos no estar ausentes.
En la Biblioteca
Si querés leer el cuento de Poe completo:
(En la misma página hay muchos más cuentos de este autor, un maestro del terror. No te los pierdas).
Hablamos de este libro de Ray Bradbury. No estoy segura de que sea la mejor traducción, ojalá la disfruten. Cuidado con "El esqueleto": alguna vez me provocó insomnio!
https://drive.google.com/file/d/14RysNQuodLJ-ar8TQP2Wa7lQalt2Ms7n/view?usp=sharing
Nos vemos mañana!!