Miércoles 3 de junio de 2020


Buenas tardes, ¿cómo están? Hoy volvemos a encontrarnos y como empezamos a vernos en las clases virtuales obligatorias, espero que a muchos chicos y chicas más les hayan dado ganas de pasar por acá. 

A los que se sumaron al taller por primera vez, les cuento que en nuestro encuentro pasado empezamos a leer un libro, porque sí, porque me gusta y quería compartirlo con ustedes. Para que no tengan que ir a buscarlo más abajo, voy a postear otra vez los link para que puedan ver el video del capítulo 1 quienes no lo vieron. Está dividido en dos partes, porque pesa mucho.


https://drive.google.com/file/d/18QbixtZjOHWxZ-ceBeYUyENuP6926Y8s/view?usp=sharing

Y aquí sigue:

https://drive.google.com/file/d/18MPoaIbYI5rpl2gQuMgCUaUpSRcwsPlf/view?usp=sharing





Los que escucharon la lectura la semana pasada, ¿averiguaron qué libro es?
Les doy una pista más: es uno de estos, adivinen cuál:









Mientras piensan y deciden, ¿quiéren escuchar otro capítulo? En este enlace pueden escuchar el audio:





Bueno, ahora viene nuestra propuesta para este taller. 
Seguramente, muchos de ustedes tienen o han tenido mascotas en su casa.




 Este es mi perro Bachicha. Sí, como la canción de María Elena Walsh:
“Perro salchicha,
gordo bachicha
toma solcito a la orilla del mar”…


Podría escribir un libro entero sobre Bachicha, pese a que hace apenas dos años que lo conozco. Y no tiene dos años, no. Ni siquiera sabemos cuántos años tiene: un veterinario anotó cinco, otro ocho. Es un misterio.
Es que Bachicha llegó a nosotros por tren: venía viajando quién sabe de dónde y buscaba amor desesperadamente. Tenía una especie de tumor enorme que deformaba su espalda. Y para no hacer larga la historia, solo diré que este verano lo bautizamos SUPER BACHICHA (aunque aún no cumplí mi promesa de hacerle su capa de superhéroe). Es que en los dos años y algo que compartimos, venció tres veces a la muerte, se perdió dos veces y este verano… APRENDIÓ A VOLAR. Pero bueno, ese es... un capítulo aparte.
En este encierro obligado que compartimos, a veces me parece que está muy contento: está siempre acompañado y nunca le faltan caricias, que son su razón de ser en este mundo.
Pero otras veces me demuestra que estar solo un rato es algo que extraña MUCHO, como todos nosotros, porque apenas salgo a hacer una compra, aprovecha para hacer alguna de sus travesuras habituales (visitar el tacho de los residuos es un hábito pernicioso difícil de abandonar: estamos ocupados en la búsqueda de un grupo de autoayuda para este problemita, algo así como  ABA -Adictos a la Basura Anónimos-. Pero no, no lo encontramos. Si ustedes conocen, me avisan, por favor).

¿Ustedes tienen mascotas? ¿Les parece que cambiaron su comportamiento en este tiempo de aislamiento social obligatorio? ¿Qué creen que su mascota les diría si pudiera hablar?
A mí me encantaría escuchar / leer lo que tienen para decir. Si se animan, recuerden que recibo los escritos en :
(Si quieren para la próxima, les cuento lo que piensa Bachicha).


En la biblioteca:     

Esto de hacer hablar a las mascotas no es una idea original mía, no.
Si quieren leer otro ejemplo, un autor británico llamado Saki (que en realidad es el seudónimo literario de Hector Hugh Munro) escribió en 1911 un cuento sobre un gato llamado Tobermory, al que un científico enseña a hablar. Todo parece encantador, hasta que el grupo de amigos que se hospeda en casa de la dueña del gato descubre que Tobermory sabe mucho… tal vez demasiado… y que está dispuesto a contarlo a quien le pregunte. Un relato imperdible, lleno de humor e ironía. ¡Que lo disfruten!

Para leer Tobermory, de Saki


https://drive.google.com/file/d/1QUj_rgzB0MWE92RQsNIynhHGuL4WBLBx/view?usp=sharing

A esta altura, ya deben saber que el libro que estamos leyendo se llama Aventuras y desventuras de Casiperro de Hambre. Y su autora es ella, Graciela Montes:



Quizás sus hermanos o sus primitos pequeños están por allí, cerca, y tienen ganas de compartir un cuento con ellos. ¡Estos dos cuentos de esta misma autora son preciosos!

Clarita se volvió invisible:



Había una vez una casa:



No olviden enviar  lo que escriban (muero por leer lo que piensan sus mascotas). Pero también sus  pedidos de lo que les gustaría leer, o que les lean, lo que quisieran escribir o hacer. Todo a la dirección profines14@gmail.com

¡Nos vemos la próxima!


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